“El lugar donde no se puede caminar descalzo”. Así de simple, una frase que en idioma malgacho antiguo dibuja un lugar que deja boquiabierto al que la visita y que los lugareños sintetizan con un simple “Tsingy”.

Alli, en Madagascar, un país increíble al sur del océano Indico, justo frente a las costas africanas de Mozambique, se encuentra el bosque de piedra que se conoce con aquel nombre y la frase que lo identifica. Afiladas peñas de roca caliza dibujan en la geografiía malgache un cuadro inolvidable que se ha ido formando a través de miles de años erosionado por el viento constante, las lluvias torrenciales que con sus 1800 mm anuales no perdona y las aguas subterráneas que emergen socavando el terreno.El agua de lluvia disuelve la parte exterior de la roca y va dejando al descubierto el corazón de la misma, resistente y filosa con más de 30 metros de altura.
Todo esto ha creado un intrincado laberinto de grietas enormes y altas agujas pétreas que al menor descuido pueden desgarrar la piel con sólo un raspón.
Este fantastico espacio tiene 752 kilómetros cuadrados y es el habitat natural de varias especies de lemures y camaleones, que son los únicos seres vivientes que se mueven con facilidad y sin importarles la complejidad del bosque de piedra. Sobrevolar el bosque es mucho más fácil que caminarlo y sin dudas, puede ser el sueño de cualquier aventurero
Ubicado en el Parque Nacional de Bemaraha en la provincia de Mahajanga, en Madagascar, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad en 1990. Otro de los tantos lugares maravillosos de un mundo increíble.