El Ídolo de Shigir

Fue en enero de 1890, cuando en la región de Sverdlovsk, en la frontera occidental de Siberia, en Rusia, fue descubierto el ídolo de Shigir, lo que está considerado como una de las más importantes y misteriosas piezas del arte prehistórico de la Antigua Europa.

Esta realizado en madera de alerce, pero no se trata de una pequeña pieza decorativa y fácilmente maleable.  Su altura sobrepasa la de un edificio de dos pisos, lo cual la convierte también en la más alta talla de la prehistoria. Se la encontró enterrada a unos cuatro metros por debajo de la superficie y cubierta por una capa de turba en una mina de oro, a campo abierto.  Fue justamente la turba la que la salvó de la putrefacción gracias al efecto antibacteriano de la misma.

Cuando fue desenterrado, el ídolo estaba bastante fragmentado, pero un ruso, el profesor Dimitri Labanov, fue el encargado de reconstruir pacientemente los trozos para finalmente armar una figura que aún perdiendo parte de su estructura, alcanzó los 2,80 metros.  Por desgracia, se perdieron casi dos metros durante los agitados años rusos del siglo XX. Por fortuna, el arqueólogo siberiano Vladimir Tolmachev, había registrado cuidadosamente todos los trozos en croquis y dibujos y en 1914 pudo incorporar otros fragmentos que aún no habían sido refaccionados, llegando entonces a una altura de 5,30 metros, pero una vez más fueron destruídos varios de ellos, por accidente.

  La obra de arte está cubierta de extrañas marcas y símbolos geométricos, por lo cual algunos investigadores creen que esto podría ser información codificada sobre la creación del mundo, dejado por algunos brillantes hombres del pasado.
La ciencia moderna, mediante la espectrometría de masas con aceleradores (AMS) ha determinado recientemente que la antigüedad de la pieza se ubica en 11.000 años, es decir más del doble de las pirámides egipcias y unos 6.000 años más vieja que el emplazamiento de Stonehenge, lo cual la posiciona como uno de los más grandes misterios de la antigüedad.

De esta manera se comprueba en realidad, que fue tallada a principios del Holoceno, una época en que el hombre comenzaba a dominar el planeta.  Se especula que la maravillosa escultura fue creada con motivos ceremoniales, religiosos o espirituales. Fue tallado en madera de alerce y parece que se le dio forma utilizando una herramienta de piedra con forma redondeada. Su cuerpo es plano y rectangular con una serie de líneas horizontales, aproximadamente a nivel del tórax, que parecen representar costillas. Según los investigadores, hay siete caras representadas en esta escultura.  Tanto en su parte frontal como en su dorso, hay tres figuras, una sobre otra. Una séptima figura en la parte superior conecta a todas, completando la composición. Se cree que el ídolo refleja la apariencia de sus creadores, de narices rectas y pómulos prominentes. La apariencia de la cara tridimensional de su parte superior, con la boca abierta, da la impresión de ser azteca, pero sólo porque parte de la nariz se ha desprendido de la talla.

La fantástica figura está resguardada en el Museo de Historia de Ekaterimburgo y pese al paso del tiempo desde que fue descubierto, sigue siendo un gran enigma, sobre todo por los ornamentos, símbolos y pictogramas que presenta, lo que hace afirmar al profesor Mikail Zhilin, del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia, que todo esto parece ser información encriptada, una especie de biblioteca prehistórica que nos transmite algún conocimiento no resuelto aún…

Quien la hizo? Para qué? Cómo?. Preguntas que quizás jamás tengan respuesta. Sólo sabemos que allí está y lleva sobre este planeta más de cien siglos de silencio…