Los pantanos localizados en las zonas frías del norte de Europa, presentan condiciones naturales y necesarias que permiten la preservación del tejido de los mamíferos. La mayoría están ubicados cerca de masas de agua salada, como por ejemplo en Dinamarca, donde sopla el viento del mar del Norte a través de los pantanos de Jutlandia. Así aparece un ambiente ideal para el crecimiento de la turba, elemento mas que necesario para la conservación de cuerpos.
A medida que la nueva turba reemplaza la antigua, el material más viejo por debajo se pudre y libera ácidos húmicos, también conocidos como ácido del pantano. Los ácidos del pantano, con pH similares al vinagre, conservan los cuerpos humanos de la misma manera que se conserva la fruta en escabeche. La mayoría de las turberas se forman en lugares que carecen de drenaje, lo cual permite armar condiciones completamente anaeróbicas y por consiguiente impide la putrefacción.
Así y basados en este fenómeno natural, se han ido descubriendo cadáveres humanos de la Edad de Hierro, que han aparecido en distintos pantanos del norte europeo. A diferencia de otros restos humanos de la antigüedad, estos cuerpos conservan la piel y algunos órganos internos muy bien conservados, pero carecen de huesos debido a que el alto componente ácido de las aguas, los disuelve.
Lo que no se sabe es cual es el motivo de haberse depositado en estas ciénagas, pero se ha comprobado que la mayoría de estos humanos ha tenido un fin violento. Se especula que podrían tratarse de sacrificios humanos u ofrendas hechas a los dioses. Uno de esos ejemplos es el “Hombre de Tollund”, que es una momia adulta del siglo IV aC que fue descubierta en Dinamarca a mitad del siglo XX, por unos campesinos que recogian turba en un pantano. Este hombre había sido asesinado por ahorcamiento con la misma soga con la que apareció y llevado a una tumba en el lodazal, donde fue ofrecido, se supone, como ofrenda ritual a sus dioses.
La mayoría de los cuerpos descubiertos datan de la Edad de Hierro. Algunos cuerpos parecen pertenecer a miembros de la clase alta: sus uñas tienen la manicura, y las pruebas en el pelo indican que tenían una buena nutrición. Las momias de los pantanos se han conservado casi intactas a través de los siglos y son una muestra de cómo nuestros antepasados vivían, vestían o se alimentaban.