 El territorio de China es tan extenso y sus habitantes de tan variadas costumbres, que pueden encontrarse todavía, pobladores que conservan desde hace siglos formas de vida muy extrañas.
El territorio de China es tan extenso y sus habitantes de tan variadas costumbres, que pueden encontrarse todavía, pobladores que conservan desde hace siglos formas de vida muy extrañas.
Justamente en las colinas de las mesetas de Loess, un altiplano de tierra polvorienta del noroeste de China, ocupando la provincia de Shaanxi entre otras, existen campesinos de la etnia Han, que viven al estilo de hace 2000 años.
La falta de herramientas para crear estructuras complejas, fue el factor determinante que contribuyó al desarrollo de viviendas en cuevas subterráneas, que han permanecido como costumbre habitacional hasta nuestros días. Se los conoce como yaodong. 
 
La construcción de los yaodong se fue transmitiendo de padres a hijos y en la actualidad estas estructuras ancestrales que yacen sobre un altiplano de miles de kilómetros y recorren seis provincias, son el hogar de aproximadamente treinta millones de personas. La mayoría de ellas lo hace en forma obligada por la pobreza y otro poco por la costumbre de sus antepasados.
Los yaodong son bóvedas con entradas semicirculares, muy similares a cavernas prehistóricas. Se pueden construir de dos maneras: cavando en las montañas o cavando un patio sumergido desde el cual se levantan las paredes. Las habitaciones son frescas en verano y cálidas en invierno. La mayoría de las peronas duermen sobre camas hechas de tierra con colchones de paja y un horno a leña que sirve para cocinar o calefaccionar el cuarto.
A pesar de que la mayoría de las cuevas mantienen un estilo rudimentario, en 2005 se introdujo oficialmente la “arquitectura verde”, que mejoró la luminosidad, la ventilación, la temperatura y la humedad, mejorando la calidad de vida. En la actualidad, muchas cuevas cuentan con diversos servicios, tales como agua, electricidad, teléfono y televisión. Muchas de ellas, ya tienen paredes decoradas, techos altos y mampostería de ladrillo. El modernismo ha invadido China, pero no destruyó los yaodong y hoy muchas de estas cuevas se alquilan a buen precio; incluso se venden a tarifas nada envidiables y con todas las comodidades, pero aún así, instaladas bajo tierra.
Si bien es cierto que los jóvenes van emigrando, los mayores prefieren seguir viviendo en estas cuevas y no se quieren marchar.
 
   
  
 
 
  
